lunes, 17 de noviembre de 2014

La retracción cacerolera y sus motivos



Aunque cada vez sean menos quienes hacen sonar sus cacerolas, lo que más duele es la furia con que se manifiestan. Quizá no todos destilen tanto veneno, pero por pocos que sean, con ellos no hay posibilidad de construir nada. Una soberbia de clase que hace difícil un horizonte colectivo. ¿Qué se puede argumentar ante un insulto desencajado? ¿Cómo se puede respetar a un grupo que exige la renuncia de un gobierno elegido por la mayoría? ¿Qué se puede esperar de tanto desprecio y discriminación? Y menos aún sin otro fundamento más que los prejuicios que se alimentan desde los medios hegemónicos que esta vez decidieron ignorar la catarsis vip. Para tener en cuenta: son capaces de traicionar al público que se empacha a toda hora con sus contenidos malintencionados y manipuladores. Esta vez no salió porque en las altas esferas del poder se está labrando uno de los peores engendros que se puede ofrecer a la sociedad: el licuado indigesto de un frente opositor a la venezolana tan descafeinado como sea posible para destronar al kirchnerismo para siempre.
El Círculo Rojo ha decidido que las cacerolas no son funcionales a los intereses de sus integrantes. Ya no alcanza con desgastar al oficialismo; el año que viene hay que derrotarlo, aunque para eso se haga imprescindible construir un Frankenstein electoral de limitada vida útil. Por lo que parece, la UCR se encargará de mediar una alianza entre los opositores que más miden, Macri y Massa, a cambio de sacrificar su estructura partidaria extendida en gran parte del país. Si el engendro no logra la restauración neoliberal, al menos llevará adelante un plan que conduzca a la tan extrañada crisis que llena las arcas de esa minoría siempre ávida de divisas.
El agónico cacerolazo del jueves, como todos los anteriores, presentó un abanico de demandas imposibles de transformar en programa de gobierno. Sin dudas, el objetivo fundamental del griterío fue manifestar el odio que despierta en esa minoría la figura de La Presidenta. Pero los improperios no pueden transformarse en plataforma política, por eso muchos de los que se acercaron a los pocos cronistas dejaron en claro que nadie los podría representar. Claro, pertenecen a una clase que nunca ha necesitado representación para gobernar a su antojo. Nadie no: un solo nombre aparecía inmaculado o, por lo menos mencionado entre los despreciativos alaridos, el de Mauricio Macri.
No es para menos, pues el Alcalde Amarillo es la sublime expresión de la no-política y recibe la adhesión de la derecha más retrógrada, la que de ser posible, apoyaría un golpe de Estado y hasta los peores castigos para los actuales gobernantes. Si alguien duda de esta afirmación, sólo basta ver la foto en la que Cristina Boubeé, dirigente de la Sociedad Rural de Azul y amiga de la diputada Elisa Carrió, escribe “chorras” sobre los pañuelos blancos que simbolizan la memoria en Plaza de Mayo. No hicieron sonar sus cacharros porque les aprieta el bolsillo, sino porque su ideario de castas está perdiendo terreno. Un cartel sintetiza la movida: “Sabsay a la Corte”, sostenido por un anciano trajeado y rostro a tono con la indignación del momento. Por si alguien se ha perdido un capítulo de este apasionante culebrón, Daniel Sabsay es el constitucionalista mimado por los medios que, en el Coloquio de IDEA, dudó de los conocimientos de La Presidenta y exigió que muestre, una vez más, su título de abogada. Una absurda pretensión patricia que quedará para la sátira, como este minúsculo cacerolazo cada vez más afónico.
Un futuro que entusiasma
Mientras la convivencia democrática permite estas expresiones destituyentes, la imagen de CFK escala hasta sus niveles históricos. Un 49 por ciento de valoración positiva y un 35 por ciento de intención de voto al FPV puede angustiar a cualquier anti-K hasta la desesperación. Estos datos surgen de un estudio realizado por CEOP, la consultora de Roberto Bacman, realizado a fines de octubre y procesados la semana pasada, sobre más de mil casos en todo el país. Y algo interesante: la mayor aceptación se da en los sectores más vulnerables situados fuera de las grandes ciudades. Esto no es producto del clientelismo, como recitan los detractores, sino por la efectiva –aunque lenta- distribución del ingreso a través del crecimiento del empleo, las jubilaciones cada vez más dignas y la AUH, que significa mucho más que un poco de dinero. Por lo tanto, esos hipócritas rasgados de vestidura por la pobreza y la inflación que castiga a los más débiles quedan desdibujados ante esta nueva fotografía.
Contra todo lo que se vocifera en los foros caceroleros, no sólo los pobres adhieren a este proyecto de país. Otras decisiones del Gobierno Nacional seducen a diversos sectores de la sociedad. El conflicto con los buitres y la defensa de la Soberanía profundizó la grieta y dejó a más ciudadanos de este lado. Más aún cuando la posición oficial ha recibido el apoyo de casi todos los países nucleados en los organismos más variados y hasta el G-20 se ha pronunciado sobre el tema.
Además, lo que más seduce a una parte del electorado es el intento de contener la angurria de las grandes empresas. Para nada los convence que los exponentes de la oposición salgan en defensa de los que abusan de su posición dominante y saquean nuestras billeteras con sus alucinantes precios. Por el contrario, la gestión del secretario de Comercio, Augusto Costa, ha dejado al descubierto la estafa que se produce día a día en las góndolas. Algo que entusiasma, de más está decir.
La nueva Ley de Defensa del Consumidor permite sancionar a los succionadores de nuestros bolsillos con multas que deben ser abonadas antes de recurrir a la justicia para pedir un salvavidas. Para Costa, "con la nueva legislación que aprobó el Congreso ya no vamos a tener que esperar a que la justicia ratifique la multa”. La primera que se ha hecho merecedora de una sanción de 202 mil pesos fue la cadena Carrefour, confirmada por la Justicia. Ahora, “las multas van a tener el efecto que tienen que tener: disuadir a las empresas de incumplir con los compromisos", explicó el funcionario. Pero hay otros supermercados que están a la espera de que se confirme la punición por no haber cumplido con el programa Precios Cuidados. En la cola aparecen Coto, Chango Más, Walmart, Día, Jumbo, Disco, Vea y otra vez Carrefour con cifras que van desde los dos hasta los 13 millones de pesos.
A esta embestida contra la propiedad privada, como recitan los periodistas obsecuentes del poder económico, se le suman los allanamientos a las cuevas y financieras que operan para blanquear y fugar dinero. La AFIP, la CNV y el Banco Central están decididos a desanimar a los especuladores que tanto daño hacen a nuestra moneda. Y, por lo que han afirmado los funcionarios, esto recién empieza. El vamos por más en su máxima expresión. Por eso la imagen positiva del Gobierno Nacional está trepando hacia una mejor posición, a pesar del estiércol cotidiano que arrojan los medios carroñeros.
Sin dudas, contra esto se manifiestan los caceroleros, contra un Estado decidido a proteger a los más vulnerables, contra un Gobierno resuelto a enfrentar a los poderosos. Estos protestones minoritarios no tienen apretado su bolsillo, pero les molesta que sea una plebeya quien nos gobierne. Cuando son los más ricos los que protestan, debemos sentir orgullo por el camino que transitamos.

4 comentarios:

  1. El hecho de ser extranjero me impide decir muchas cosas, pues se trata de un país que no es el mío, pero una cosa sí puedo afirmar: no soy ni ciego ni tonto.
    Buen blog, un abrazo.
    HD

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    1. Gracias Humberto. Los problemas de nuestros países son más o menos los mismos: ricos que quieren ser más ricos a costa de nuestra vida y un grupete de políticos que los consienten más algunos individuos que se "solidarizan" con esa avaricia. Ponele el nombre que quieras a ese país. La lucha es la misma. Abrazo enorme

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