viernes, 25 de abril de 2014

Un nuevo espectáculo en la República


El escenario político presentó esta semana su mejor comedia. Y como no podía ser de otra manera, desde el teatro Broadway de Capital Federal. Luminarias y lumbreras se esmeraron para parecer brillantes y por eso no hablaron durante la presentación de la nueva alianza entre distintas fuerzas políticas agrupadas en el FAP y UNEN. En un esfuerzo de creatividad, pegotearon los dos nombres de fantasía para desplegar un abanico de designaciones: FAU, FAUNEN o FAPUNEN. Cualquiera de las tres versiones da mucha risa. Pero no conformes con eso, firmaron un acta fundacional plagada de generalidades desopilantes. Pero más gracioso aún es que a las pocas horas ya estaban mostrando sus disidencias, no sólo por la posible alianza con Mauricio Macri, sino por la presencia de la siempre pendenciera Elisa Carrió. Mientras estos saltimbanquis no pueden disimular su desesperación, el kirchnerismo se apresta a transitar esta segunda mitad de mandato con gestión gubernamental y con acción militante de las bases.
Ya no quedan dudas: estos coloridos candidatos que pretenden tomar la posta gubernamental en 2015 parecen más aptos para las tablas que para la política. En lugar de destinar sus esfuerzos en construir desde el Congreso, que es el espacio en donde los colocó el electorado, bailotean en estudios televisivos y escenarios teatrales al ritmo que les impone el establishment. Ahora tratan de mantener un apelotonamiento anti K para facilitarle el camino al mejor de los postulantes del círculo rojo: Mauricio Macri. El mejor no por su capacidad sino por su compromiso de defender los intereses de la minoría. Y claro, si es uno de los neo-patricios, de la especie más vampírica. De ésos que creen estar por encima de todos, a tal punto que puede ostentar su machismo sin el menor atisbo de vergüenza.
La jugada está servida. El licuado opositor de los que se dicen progresistas no se propone atraer a los votantes, sino a los que quieren retomar las riendas del país. Después de olfatear el ambiente para descubrir hacia dónde está puesta la mirada del poder, se adornaron con las más llamativas plumas para mostrarse disponibles para todo servicio. El ex intendente de Tigre fue rechazado de plano por estos entrañables volatineros porque, según ellos, todavía huele a K, aunque destile otros hedores. Quizá por eso, Sergio Massa abandonó la comisión bicameral de seguridad, para enviar una advertencia a los patrones: si no es el actor principal, renuncia al culebrón. Razonable, el servilismo desplegado durante este tiempo merece mucho más que el papel de segundón. El Frente Renovador se está renovando tanto que pronto parecerá viejo.
El show debe seguir
Pero no todo fue baile en el teatro. También hubo ideas con las que nadie puede disentir. Allí mismo, bajo las luces del espectáculo, los bailarines de FAUNEN –o como quiera que se llamen- firmaron un acta de compromiso con los más nobles objetivos: brindar a la Argentina una alternativa de gobierno en procura de una sociedad solidaria, participativa, igualitaria en la que la educación de niños y jóvenes y el bienestar de nuestros ancianos, sean el centro de las políticas públicas, donde ciudadanas y ciudadanos puedan construir su propio porvenir a través del trabajo honesto”. En cierta forma, parece que llegaron tarde, porque desde 2003 se está trabajando en esto, con la oposición constante de los que declaman querer hacerlo.     
No es el único desliz de este apasionante episodio. En el documento, coinciden en la necesidad de construir un Estado fuerte y eficiente para garantizar el goce de los derechos individuales, sociales y políticos reconocidos por la Constitución Nacional”. Sin embargo, la paradoja está en que el sector al que tratan de seducir –los grandotes de la economía- no comparte estas ideas. Por el contrario, como se vio hace unos días, los principales empresarios del país presentaron las bases para el gobierno de sus sueños, en el que el Estado no tiene lugar más que para garantizar sus suculentas ganancias. Algo huele mal en este guión: los miembros de este pastiche mienten descaradamente o no entienden nada. O las dos cosas.
Eso sí: para obtener el beneplácito de los medios opositores, se comprometieron a “superar la lógica amigo enemigo que ha generado una profunda división en la sociedad”. Este esfuerzo neuronal merece varios titulares. Aunque no les duró mucho la iniciativa porque a las pocas horas ya se estaban peleando por la ubicación en el cartel. Así y todo, afirman creer en el diálogo y en la concertación, siempre y cuando se comprometan a cumplir con los designios del establishment.
Y por último, la idea central que los guía. Como si fueran los ideólogos de la Revolución Fusiladora, se proponen des-peronizar el país. Por eso, están “decididos a enfrentar la continuidad -en cualquiera de sus variantes- de una forma de ejercicio del poder que confunde Estado con Gobierno, ciudadanía con clientelismo e intereses públicos con negocios privados”. Una enumeración de generalidades que sólo significa que se van a empeñar en destronar al kirchnerismo y, un poco confundidos, a las huestes itinerantes del massismo. Y como una muestra más de que no entienden nada, están coqueteando con Macri, un paradigma de gobierno entendido como negocio.
A no alarmarse. Tan temprano empezaron con la campaña que antes de fin de año van a estar con la lengua afuera. O quizá para julio estén tan peleados que no puedan ni verse. La diputada espiritual –ausente material de las sesiones- Elisa Carrió ya está dando los primeros pasos para lograr la disolución del elenco recién estrenado. La verdad, no están los tiempos para estos bufones. Cualquiera de ellos nos llevará a la ruina. Y es una falta de respeto que, a 30 años de la recuperación democrática, estos aspavientos descafeinados aparezcan como una esperanza.

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