miércoles, 7 de noviembre de 2012

Lo que rechazan y lo que apoyan los del 8N

   El discurso del miedo fue el disparador del cacerolazo del 13S. Cristina había dicho una cosa y las propaladoras de estiércol –con sus fieles servidores- presentaron otra. Los caceroleros, como tiernas ovejitas, respondieron a la manipulación y salieron a manifestar que no tenían miedo con sus cacharros y cuanto utensilio ruidoso encontraron en el desván. Tamaño valor. Valor dólar, el verdadero motivo que provocó la ira de la mayoría de los manifestantes. Lejos de avergonzarse por consumir tan mala información, los percusionistas cacharreros recrudecen su accionar protestón sin advertir siquiera quiénes son los compañeros de ruta que engrosarán sus filas. Páginas y páginas cargadas de nombres que figuran como los organizadores apolíticos del 8N, todos relacionados con agrupaciones de derecha y más allá -como los neonazis de Biondini y hasta militares retirados- que ellos, por supuesto, jamás leerán. No tienen tiempo ni ganas de preocuparse por esas cosas mínimas. Nada de lo que se diga podrá convencer a un cacerolero de desistir de sus ruidosos planes expresivos. Porque el cacerolero quiere desterrar de la faz del planeta todo lo que huela a kirchnerismo, porque ya no lo soporta, aunque no entienda bien por qué. En esta nueva versión se incorporará el problema por la basura y el paro sorpresivo de los confabuladores ferroviarios. Por más que el Gobierno Nacional no tenga responsabilidad por estas cosas, bienvenido sea el reproche. El cacerolero sabe de antemano que todo lo que ocurre es culpa de Cristina, blanco de todos los torpes prejuicios que lo movilizan.
El 8N es la combinación de los instrumentos de 2001 con los orquestadores de 2008. En tiempos de la rebelión de los estancieros, muchos de los que acompañaban fervorosos las protestas callejeras y los cortes de ruta poco entendían de retenciones, pues con los preconceptos bastaba para sumarse. Lo mismo ocurrió en el 13S: aunque se recitara de forma textual lo que Cristina había dicho, la fantasía autoritaria ya estaba rodando y no había vuelta atrás. Todos clamaron en contra del miedo. Ahora, la Corte Suprema decidió separar al juez federal de Quilmes, Luis Armella, de la ejecución del saneamiento de la cuenca Matanza-Riachuelo y hasta elevará una denuncia penal. De eso hablaba Cristina en ese discurso, de ese juez que multaba a los funcionarios que denunciaban irregularidades en la elección de las empresas encargadas de la obra. Con la excusa de cumplir los plazos, Armella no aceptaba las denuncias y “tenía aterrorizado a todo el mundo”. Y entonces viene la frase tan manipulada, tan distorsionada, tan confundida. Pero no hay que aterrorizarse, solamente hay que tenerle temor a Dios, y a mí en todo caso también un poquito, por lo menos los funcionarios que dependen de mi nombramiento”. Y eso fue todo. Una trampa muy tonta en la que cayeron muchísimos individuos que se creen ciudadanos. “Cristina se compara con Dios”, “Cristina dice que hay que tenerle miedo”, “no se puede amenazar a la población” y demás sandeces acompañadas por rostros severos y constipados.
Si en septiembre fue el miedo, el dólar y la libertad, para el 8N hay todo un catálogo de demandas –analizadas en el apunte anterior- que pretende expandir el universo quejumbroso hasta límites insospechados. Lejos de reclamar una solución a los problemas que denuncian, lo único que quieren es que Cristina se vaya, que se esfume, que se desvanezca en el éter. Quizá un número importante de manifestantes no tenga plena conciencia de esto, pero los organizadores y algunos partidarios, sí la tienen. Y apuestan con sones de cacerolas a conseguir lo que no pudieron en las urnas: apoderarse nuevamente del país para someterlo a su antojo.
Simpatizantes y adherentes engrosarán con su presencia la convocatoria de una minoría patricia que no debería ser más que anecdótica. Si entendieran qué rechazan, si supieran lo que apoyan, tal vez muchos de ellos ni se molestarían en revolver las alacenas buscando algún trasto bochinchero. Si observaran bien quiénes son los que convocan, seguramente se quedarían en su casa observando, espantados, las escenas difundidas por TV.
En septiembre se oponían a una posible reforma constitucional que habilite la reelección de CFK, aunque, por ahora, nadie habla de iniciativa alguna en ese sentido. De cualquier modo –y para reforzar la idea- más de cien diputados de amplio espectro ideológico firmaron un documento cuyo fin es rechazar cualquier proyecto que intente declarar la necesidad de una reforma constitucional. En este jueves cacerolero se agregará este nuevo viejo reclamo. En el rechazo a la reforma también se incluye un poco de repulsa hacia el modelo, al que no pueden comprender en su totalidad. No los organizadores, sino muchos de sus adherentes. Como tampoco comprenden por qué los bancos privados deben obedecer a las decisiones del Banco Central o por qué este organismo toma acciones que se apartan del catecismo de encumbrados economistas vernáculos. No importa que los bancos, entre julio y octubre, hayan prestado más de siete mil millones de pesos para inversión productiva a tres años con una tasa no mayor al 15 por ciento. Una acción muy importante que sólo ocupa un 5 por ciento de los depósitos bancarios. Tampoco importa si más de la mitad de esa línea crediticia haya tenido como destinatario a mini, pequeñas y medianas empresas.
También rechazan la recuperación de Aerolíneas Argentinas, de YPF y el importante rol de la ANSES, con la AUH, los nuevos jubilados, las netbooks. Y el plan Pro.cre.ar y todo lo que se ha hecho en obra pública. De más está decir que entre todo lo que despierta la aversión de organizadores y caceroleros está también la ley de SCA y el advenimiento del 7D. Seguramente, los que espantarán la fauna urbana a golpe de cacharros no se han enterado que los trabajadores de prensa de TN y Canal 13 se reunieron la semana pasada con Martín Sabbatella para expresar su apoyo a la ley. “Tenemos una posición que apoya el cumplimiento de la ley de la democracia y estamos reclamando el cumplimiento del Estatuto del Periodista y del convenio colectivo de trabajo que no se cumple dentro de los noticieros”, detalló Daniel Raichijk, delegado de la Comisión Interna de trabajadores de esos dos canales.
Si sorprende lo que rechazan, espanta lo que apoyan. Los adherentes aprueban que Argentina sea el país en el que circulan más dólares por habitantes, después de Estados Unidos. Mientras Brasil tiene un promedio de 6 dólares en billete, en nuestro país supera los 2000 per cápita. También aceptan las seis corridas cambiarias que hubo desde la asunción de Cristina en 2007, que significaron una fuga de más de 70 mil millones de dólares. Y acceden complacidos a que sean las calificadoras de riesgo y los fondos buitre los que califiquen nuestra economía y sellen nuestro destino.
Los caceroleros adherentes y muchos de los simpatizantes no forman parte del grupo minoritario y clasista que fomenta y organiza esta nueva marcha de la incomprensión. Si supieran que detrás de esta nueva catarsis quejumbrosa están los que han provocado nuestras peores crisis y se han beneficiado con el hundimiento de la economía nacional, se abstendrían de salir a la calle el 8N. La Fundación Pensar –que aunque parezca mentira es la usina de ideas PRO-, la Sociedad Rural y otras fundaciones relacionadas al macrismo están detrás de la organización de esta riesgosa manifestación. El senador Aníbal Fernández sostuvo que el 8N “es un invento de una facción de ultraderecha cuyo único objetivo es la defensa del Grupo Clarín”. Pero además, esta convocatoria tiene un inocultable componente de sectores procesistas, de militares y personal de fuerzas de seguridad. El Congreso Nacional de Suboficiales Argentinos llamó a concentrarse en repudio al gobierno de CFK, pero lo más inquietante es que convoca a “todos los militares de la República” a una jornada de “reencuentro nacional”.
Sin dudas asistirá mucha gente a esta concentración tan poco constructiva. Quizá, un número importante de los asistentes ignore estas cosas y no mida las consecuencias de su adhesión. O tal vez sí, pero no le importe demasiado. Puede ser que lo consideren un juego. Más allá de todo esto es necesario que tengan en claro que están trocando un país cargado de futuro por un conjunto de acciones cuyo fin es socavar un modelo que está sacando a Argentina del peor de los pasados. De ese país al que la mayoría no queremos retornar.

3 comentarios:

  1. Que claro tu análisis Gustavo. Yo vivo en Capital Federal, la ciudad puerto, la que tantos de nuestros hermanos, zonzos, tiene. Estan confundidos y yo por no querer callar verdades, cuando me han insultado a falta de argumentos que refuten que los mios cuando les explico, lo que son los traidores, que Inglaterra y los yanquis no son los malos; que hay corpos que se llevan la plata afuera y nada les importa solo que ellos, su culo. Cuando puedas pasate por Doc9, abrazo grande

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  2. Muy buen análisis Gustavo, de nuevo gracias por compartirlo...
    No se si tendrá algo que ver....yo soy del interior del interior (de San Francisco, provincia de Córdoba) , y a lo mejor en la GRAN URBE las cosas son muy distintas a lo de acá y a lo que nos enteramos y recibimos; pero ayer tuvieron en Bs.As. la energía eléctrica cortada durante mucho tiempo, con alta temperatura, es asi?...no les parece un poco manipulada la cosa? como avivando la llama para el 8N, o fue casual?... mmmm no se...a lo mejor solo es un percepción mia...

    saludos
    Fernando Giletta

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  3. Nada es casualidad con esta gente: basura, corte de luz y agua, semáforos sin funcionar en la hora pico. Muchas casualidades juntas. Quizá todo haya sido para fogonear el enojo. O algo así.

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