lunes, 26 de noviembre de 2012

Los pobres de Argentina y una denuncia insultante


Desde que Bartolomé Mitre habló de la “dictadura de los votos” en una entrevista a la revista brasilera Veja, a muchos se les ha dado por eso de teorizar sobre la calidad del voto popular y hasta, en casos extremos, se llegó a sugerir la necesidad del voto calificado. La ex diva de los almuerzos afirmó que los pobres volverían a votar por Cristina y en los cacerolazos de este año, muchos manifestaron la idea de que los números obtenidos en las últimas elecciones estaban motivados por las dádivas que el oficialismo distribuía a mansalva. El oficialismo –según estos voceros de la incomprensión- sólo gana gracias al clientelismo. El ex candidato presidencial Hermes Binner, con el afán de recuperar algunos de los porotos perdidos, plantea la alternancia no como una posibilidad política, si no como una nueva obligación para el votante. Algo así como el pueblo nunca se equivoca, siempre y cuando nos vote a nosotros. Mientras los buitres externos sobrevuelan la región a la espera de una agonía que no llega –y que nunca va a llegar- los buitres vernáculos picotean nuestras carnes para debilitarnos. La fiereza del monopolio para desviar la atención del 7D tuvo este fin de semana su episodio más absurdo: una denuncia penal hacia tres periodistas por incitación a la violencia. Tan desesperados están que ya resultan ridículos.
En el marco de la presentación del plan "20 ideas para los próximos 20 años" –una versión siglo XXI del “treinta chicas bonitas treinta”- Hermes Binner hizo de las suyas, como siempre que abre la boca. "Creemos que hay que sacar la droga del negocio –declaró en Vorterix- que es lo que va a bajar el nivel de criminalidad y el nivel de delito". Su propuesta va en sintonía con los cambios de concepción que se están produciendo en Uruguay, no sólo con la despenalización del consumo de marihuana, sino también con la comercialización. Pero después de declarar algo inteligente –aunque copiado- insiste con las torpezas. Con el incontrolable temor de quedar fuera de carrera para 2015, persiste en la idea de frenar una reforma constitucional que nadie ha propuesto. "En democracia es necesaria la renovación –fundamentó, el ex anestesista- más que modificar la Constitución queremos que se cumpla: el respeto a la independencia de los tres poderes y respetar el artículo 14 bis, que contempla derechos de segunda generación. El kirchnerismo ha cumplido un ciclo y es necesaria la renovación".
Esta palabrería que destiló Binner merece ser analizada en profundidad para descubrir las tonterías peligrosas que contiene. En primer lugar, la renovación no es inherente a la democracia. La renovación puede ser una necesidad coyuntural, pero no la esencia del sistema democrático. En cambio, en toda democracia, sí es necesario el respeto por la voluntad de la mayoría, algo que nunca menciona el ex gobernador de Santa Fe, porque no le conviene. Después, habla del cumplimiento de la constitución en dos aspectos: el artículo 14 bis y la independencia de los poderes. Si uno se toma el trabajo de leer ese texto encontrará que casi la totalidad de lo que dispone, se cumple, salvo la participación en las ganancias de las empresas y alguna cosa más. Hace más de un año que el segundo lejos acusa al Gobierno Nacional de no cumplir con la Constitución, pero ni una letra sale de su boca sobre la resistencia a la ley –con la aprobación del coctel político que lidera- por parte del conglomerado de medios más importante del país.
El otro punto es más complejo. Desde que comenzó el escándalo por la elección de jueces naturales en el Concejo de la Magistratura, quedaron al descubierto las innumerables maniobras del Grupo para conseguir tribunales aliados. Mientras el oficialismo actúa de acuerdo a la normativa vigente, los compinches de Clarín han recurrido a las tropelías más absurdas para alterar la transparencia del organismo. Que Binner denuncie el incumplimiento de la independencia de poderes y no pronuncie una sola letra sobre las presiones y sobornos del monopolio, hace dudar del compromiso con la República que siempre declama. Y sobre el reciente tarascón de la bestia indomable, esa repudiable denuncia penal hacia tres periodistas, nada dirá el que acumula muchos ex, pero carece de futuro.
Y respecto a la última afirmación -“el kirchnerismo ha cumplido un ciclo y es necesaria la renovación"- basta mirar los números para descubrir que, por el contrario, el universo K está en pañales y recién empieza a gatear. Una recorrida por los informes de algunos organismos internacionales confirma que, durante estos últimos nueve años, nuestro país ha tenido una transformación altamente positiva. Y esto se puede comprobar en las calles. No en las calles caceroleras, que potencian el veneno de los que están en retirada, sino en las otras, las auténticas. De acuerdo a una encuesta realizada por Equis, si las elecciones fuesen hoy, Cristina mantendría el mismo porcentaje de votos pero con una diferencia mayor sobre el segundo. Binner, que por hablar tanto de la decadencia del kirchnerismo, descuida la propia, obtendría apenas el 11 por ciento de aceptación. Y en contradicción con aquella lectura del 8N orientada a teorizar sobre los desencantados con el modelo, del 32,3% de las personas que adhiere a esa protesta -aunque no haya participado- sólo el 1,6% votó por CFK.
Un cacho de cultura
Mientras los exponentes de la oposición no hagan política en serio, pocas posibilidades tendrán de repetir el escenario de frágil victoria de 2009. El oficialismo ha consolidado su aceptación porque ha aprendido a transmitir su esencia transformadora. “El kirchnerismo puso a la Argentina de pie: consiguió la soberanía económica, no sometiéndose a los fondos buitre. Y la soberanía cultural, no sometiéndose a los medios buitre”, afirmó, emocionado, el titular de la Afsca, Martín Sabbatella, en la inauguración del II Encuentro de Comunicación Audiovisual de Mar del Plata. Porque aunque lo nieguen, el cambio más importante que ha tenido nuestro país, después del económico, ha sido la comprensión del poder de manipulación de los medios sobre las personas. Al entender que los medios no son neutrales ni objetivos, muchos individuos han dejado de ser televidentes para convertirse en ciudadanos.
Así es que ya son pocos los que creen en muchas de las versiones –dicho con elegancia- que difunden los exponentes de ciertos medios. Las declaraciones de Bartolomé Mitre, director de La Nación, a la revista brasilera Veja, además de tener poco sustento, carece de un público receptor abundante. “Argentina no es más un país culto –pontificó el patricio- Nada se ha hecho por la educación últimamente. Siempre fue del gusto de los dictadores alejar a las personas del acceso a la información y el espíritu crítico. Con eso, ellos ganan más votos y se perpetúan en el poder”. Por supuesto que especula con un público que desconoce la realidad del país o que la analiza desde el prejuicio. Y por eso miente descaradamente. Que el Gobierno Nacional no ha hecho nada por la educación se desmorona con el aumento del presupuesto destinado a ese rubro, con la cantidad de escuelas inauguradas desde 2003 -que supera las mil- con la inclusión que significa la AUH y la distribución de netbooks. Pero después, profundiza sus ideas. “Hay una élite de este país que piensa de una manera y una clase baja  que no se informa, no escucha, no toma conciencia y sigue a la Presidenta. Cuanto menos cultura hay, Cristina obtiene más votos”. Un guión que parece dictado por su ancestro desde el más allá. Desde esta perspectiva, su protegido político, el empresario devenido a Jefe de Gobierno, está haciendo todo lo posible para sumar votos a favor de Cristina. Su política educativa dejará fuera del sistema público a más de seis mil chicos, que, de acuerdo a la visión mitrista, se transformarán en votantes de un candidato defensor de un modelo de inclusión. Con su gestión presente, Macri muestra el futuro que promete: una educación al estilo chileno, con un servicio público desmantelado y una oferta privada altamente financiada.
Si sólo los pobres hubiesen votado por Cristina, la victoria sería de otro. Los argumentos de Mitre –que no son tales- se desmoronan por su inconsistencia. Inconsistencia que se nota también en la denuncia presentada por el Grupo Clarín contra Roberto Caballero, Sandra Russo y Javier Vicente por incitación a la violencia. En realidad, están desesperados. Desde hace tres años, los carroñeros mediáticos han tratado de violentar de mil maneras el escenario político y no han cosechado una sola agresión efectiva por parte del oficialismo. Ni siquiera una piedrita que amenace un solo vidrio del edificio donde se cocinan las patrañas disfrazadas de noticias. El nuevo país ya es inevitable. En catorce días comienza un nuevo tramo de esta saga épica. “¡Adelante, a no aflojar! –alentó Cristina en Mar del Plata- Que si no aflojan ustedes, yo tampoco voy a aflojar”. Nadie piensa en eso, por supuesto, ni de un lado ni del otro. Aunque de éste somos más y eso nadie puede ponerlo en duda.

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