viernes, 2 de noviembre de 2012

La batalla por un sueño


Todo parece formar parte de la misma historia. Todo ronda más o menos sobre lo mismo. El sueño que muchos sentimos como propio o la pesadilla que se quiere apropiar de todos nuestros sueños. Una pesadilla ya vivida y pergeñada por los mismos –o casi- que hoy quieren reinstaurarla. A pesar de los años y el deterioro, se resisten. A pesar de estar avejentados, frágiles y enfermizos, intentan dar miedo, amenazan, gruñen desde los rincones más oscuros. Algo de épico tienen estos tiempos, como una novela de caballería, con héroes y villanos, nobles e innobles, doncellas y brujos malvados. Tramas siniestras, conspiraciones, celadas, trampas. Aliados y cómplices, guerreros y sicarios. Monstruos que asoman sus hocicos para propagar pestilencias. Esto que parecen fábulas salidas de la más alucinada –y extemporánea- imaginación no es otra cosa que el tránsito hacia el 7D, fecha en que uno de los grupos económicos y mediáticos más importantes del país deberá acatar una ley surgida de las instituciones democráticas. En los últimos tiempos, el Grupo Clarín ha dejado al descubierto la potencia de sus tentáculos, que se tienden hacia los ámbitos más intrincados de la sociedad. Pero como nada es suficiente para detener estos tiempos de cambios, ha sido el propio Magneto el que emerge de las sombras para comandar esta batalla.
Desde Montevideo, el CEO de Clarín se presenta como el líder de esta fuerza de choque. Agotados todos sus recursos y desarmados sus espadachines, asoma la máscara para ordenar sus tropas. Ante algunos medios, confirmó que el conglomerado empresario que conduce no presentará un plan de adecuación, de acuerdo a lo establecido por el artículo 161 de la LSCA. Fiel al latiguillo dictado a sus acólitos, el empresario afirmó que "no hay libertad de expresión, sin prensa independiente; si se debilita una de ellas, entran en peligro las dos". Libertad de expresión entendida como el privilegio de una minoría para gobernar el país detrás de un muro de papel entintado. Prensa independiente que no es otra cosa más que la elaboración de libelos para mantener un sentido común destructivo y proteger la avidez de esa minoría. Después habla de debilidad y peligro y ahí está la clave. Magneto, por primera vez en toda su historia, se siente débil y en peligro. De personaje siniestro y enigmático, pasó a ser un hombre casi derrotado que promete resistir hasta agotar sus fuerzas. Por eso pide algo que nunca ha necesitado: ayuda.
En sus mensajes institucionales exhibe la alianza con el público como un idilio indestructible. Ahora convoca a sus seguidores para que se conviertan en guerreros. Por eso se mostró "optimista, porque la sociedad está empezando a reaccionar y pienso que tiene reservas para sostener esta batalla en el tiempo". La sociedad, la gente, esa entelequia a la que siempre recurren para erigirse como representantes apócrifos, es la que saldrá a la calle para defender los intereses del Grupo. Y de todos los que se escudan detrás sus muros. El CEO está azuzando sus cuadrillas para la contienda del 8N; las instruye sobre el uniforme y las acciones, las consignas y los cánticos; les veda los motivos pero los colma de excusas.
Excusas que circulan en las redes pero que se inician en sus medios, en la palabra de sus más incondicionales compinches, dispuestos a propalar indecencias disimulando el embarazo, ignorando toda alarma de vergüenza. Cómplices que no sólo son periodistas, sino también jueces, políticos, abogados, expertos en estiércol y productores de boñiga. No importa el absurdo al que llegue el relato, lo importante es que haga, al menos, un poco de mella o que aporte prejuicios para los prejuiciosos perpetuos. Que nadie venga a decir que Marcelo Bonelli cree en las fantasías entorpecidas de la diputada Carrió, quien, en el colmo de su histrionismo, denunció que los porteros de los colegios públicos del conurbano están con la remera de La Cámpora escuchando lo que dicen los profesores para detectar a un contrera. O que el voto de los adolescentes se va a comprar con dinero o droga.
Si la diputada Elisa Carrió ya no tiene respeto por sí misma, que al menos simule tenerlo por los ciudadanos, que se esfuerce un poco más en sus lucubraciones agoreras. Pero no es la única. Con sólo escuchar de vez en cuando al elenco estable de invitados a TN se podrá demostrar que siguen un confuso guión que ni ellos alcanzan a comprender. Un Moyano que dice que ahora Clarín miente menos o un Binner que acusa al Gobierno Nacional de la herencia que dejó en la provincia por él gobernada. O economistas que afirman que el rumbo de la economía está tan mal que parece ir muy bien. O constitucionalistas que declaran que la reforma constitucional es anticonstitucional. Afirmaciones que no requieren siquiera una comparación con los hechos para descartarlas.
Y muchos de estos personajes están tan comprometidos con la defensa de las corporaciones que hasta son capaces de montar un show fuera de los estudios televisivos. El Congreso sirvió como escenario para el “Operativo Cuervo”. Después de horas de destilar insultos, agravios y descalificaciones, además de dibujar intencionalidades oscuras en el proyecto de ley, todos los actores –que simulan ser diputados- se mostraron exageradamente ofendidos por una ironía chicanera de Andrés Larroque. Y volvieron los insultos, agravios y descalificaciones, con el agregado de agresiones y retos a duelo. De esa manera lograron opacar un triunfo más de la Democracia en la ampliación de derechos. En lugar de celebrar la conquista, titularon con el escándalo.
La palabra “narcosocialismo” parece ser más ofensiva que fascismo, totalitarismo, dictadura, bipolar, viuda, “me siento más tranquila con este hombre muerto”, corrupta, ladrona, asesina… Y la lista puede poblar el espacio restante de este apunte sin haberse completado. Hay que ser muy pero muy bobo para engancharse con esa opereta. Tal vez muchos la tomen como excusa, como combustible para alimentar la caldera. Ninguno de los que se escandalizan con el exabrupto de Larroque ha dicho una sola palabra sobre las maniobras del Monopolio para eludir el cumplimiento de la ley que muchos de ellos aprobaron. Tampoco dicen nada de los incentivos que han recibido muchos jueces para pronunciarse contra la ley desde las playas de Miami. Su actuación sólo tiene el objetivo de contentar al amo, a riesgo de transformarse en los bufones del rey.
Durante un acto en Casa de Gobierno, CFK advirtió que estamos ante una verdadera campaña anti Argentina, producto del éxito que tuvo nuestro patrón de acumulación”.  No es la primera vez que se refiere a nuestro presente como mal ejemplo para la concepción ortodoxa de la economía, ese tornado que azota Europa. Pero esa campaña no viene sólo del exterior. Carroñeros internos apuestan al fracaso de este modelo y afirman que estamos aislados del mundo para alentar el ingreso de los destructivos especuladores financieros. Sirenas horrorosas que aconsejan no pagar deuda para retornar al sometimiento. “¿Cuál es el negocio de los bancos? –preguntó La Presidenta- Es que no pagues, para que tengas que hacer revolving y entonces hacés la bicicleta financiera a la que estuvo sometida la Argentina desde 1976 hasta que vino Néstor Kirchner”. Esos oscuros personajes “saben que de esa manera se derrumban muchas cosas y ellos, unos muy poquitos, se llenan de oro y de plata a costa de la miseria de los argentinos. Por eso quieren quebrar”. El país hacia el que vamos es el sueño de la mayoría. Sólo unos pocos quieren destruir ese sueño para retornar a las pesadillas. Sería lamentable que lo logren.

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