miércoles, 14 de noviembre de 2012

De la manipulación al odio

       En algunos caceroleros –reales o espirituales- el 8N dejó una sensación de triunfo y no entienden cómo La Presidenta continúa empecinada en su soberbia. ¿Acaso esperaban que diera marcha atrás con muchas medidas para conformar sus caprichos? ¿Tal vez pensaron que, por haber convocado a mucha gente, iban a quedar sin efecto aquellas decisiones producto de una visión de conjunto para satisfacer las miradas individualistas que reinaron durante ese día? Experto en echar leña al fuego, Hugo Moyano lamentó que “después de un reclamo y movilización multitudinaria como la del 8, desconozca el reclamo”. ¿Cuál de todos? ¿Presentar su renuncia? ¿Morirse? ¿O dejarse colgar de una soga como proponen las huestes de La Solano Lima? ¿”Viva Cristo Rey” es un reclamo o una amenaza? Además, los tópicos más aceptables de las exigencias caceroleras –como inseguridad o inflación- no pueden resolverse de un día para el otro. Con respecto al resto de las pretensiones, muchas son descabelladas y otras proponen un camino inverso al legitimado con el voto hace poco más de un año. Así es que no es el gobierno el que tiene la obligación de conformar a los protestones, sino la oposición. Ellos son los que deben asumir, de una vez por todas, el lugar que ocupan en el amplio arco ideológico y proponer sueños en consecuencia. Y para ello, deberán abandonar la agenda carroñera, que confunde y trastorna el entendimiento.
Poco de lo que se vociferó en la calle puede transformarse en acción. Una cacerolera de las que corrió a Cynthia García de la Plaza de la República, le gritó “devolvé la fragata”. Prejuicio, desinformación, ignorancia, bestialidad. Todo eso en tres palabras. Una orden difícil de cumplir, no sólo para la periodista, cuyo departamento no debe tener el espacio necesario para albergar esa nave, sino también para la Propia Presidenta. Esta señora pensará que el embargo en el puerto de Tema es una estratagema de Cristina para apoderarse de la fragata y recorrer con ella los glaciares. ¿Creerá eso en serio o tanto odio la torna irracional? Algunos también gritaban “autoritaria”, más como un insulto que como una categorización política. Este ignoto profesor de provincias recordó el final de la película “La lengua de las mariposas”, cuando todos los habitantes del pueblo exclaman “ateos” al paso de los detenidos por la dictadura franquista. Y Moncho, el niño –buscando en su memoria un insulto terrible- vocifera “lepidóptero” al anciano y adorable maestro que le había enseñado las maravillas del mundo de la naturaleza.
Aunque muchos medios traten de ocultarlo, el 8N –y todo lo que vendrá- tuvo intenciones destituyentes. Gran parte de los bulliciosos concurrentes clamaban por la renuncia de La Presidenta, algunos con sutileza y otros con fiereza. Aunque puede sonar paranoico, estamos asistiendo a la puesta en escena de un intento de golpe institucional. La magnificación de ciertos conflictos y la invención de otros, la presentación del discurso oficial como falso o mentiroso, la instalación de la duda en las intenciones del gobierno forman parte de los pasos previos a la formación de un clima cuya intención es ablandar, debilitar la legitimidad institucional. Y no sólo desde los medios hegemónicos, sino también desde los exponentes de la oposición que ofician como corifeos.
Algunas expresiones de los cacharreros dejan traslucir una segunda etapa, un refuerzo del afán golpista, sobre todo aquellas que acusan al gobierno de zurdo, autoritario, comunista, stalinista o la analogía con Venezuela, Cuba, la Alemania Nazi. Todo esto es el resultado de un proceso de manipulación que alimenta los prejuicios anticomunistas o antipopulistas. Las protestas contra los planes, la AUH, las jubilaciones inclusivas, las viviendas sociales forman parte de ese menú. “Con mis impuestos se alimentan vagos” es la frase que condensa los cuestionamientos a las acciones de inclusión. Como contrapartida, la patria blanca incluida reclama abstracciones como libertad de prensa, libertades individuales, respeto a las instituciones y demás correcciones políticas. Por eso, los mensajes mediáticos y sus refuerzos están poblados de un purismo republicano que oculta en realidad lo que quieren: un gobierno frágil y obediente a las angurrias de los poderes fácticos. El calentamiento de la calle también forma parte de esta aproximación al golpe. Alentar todo tipo de protesta urbana para que se genere un clima de malestar generalizado que dé una idea de ingobernabilidad.
El 8N fue una movida superadora del 13S. Ahora viene el 20N, con el paro de la CGT de Hugo Moyano y la CTA de Micheli, ambas opositoras al Gobierno Nacional, con el invalorable aporte de Gerónimo Venegas, Luis Barrionuevo y alguna momia más. Mientras el camionero descarta concurrir a la plaza, Micheli, que planea cien cortes de rutas, puentes y vías, recomienda –o amenaza- “a la gente no salir ese día, a menos que sea para ir a la movilización”. Y por si esto fuera poco, los operadores de algunas fuerzas opositoras están orquestando desde las redes sociales una gran movilización para el 6 de diciembre –que contra todas las predicciones, será conocido como 6D- para hacer el aguante al Grupo Clarín. Todos estos evidentes intentos de tomar la calle para demostrar fortaleza, produce el efecto contrario: tanta desesperación, tantos gruñidos y ladridos no hacen más que mostrar debilidad. Debilidad que no significa otra cosa que someterse a la ley, ni más ni menos.
“Tenemos que ser muy inteligentes, sensatos y tranquilos frente a las provocaciones que algunos quieren hacer para retornar al régimen ultraconservador que arruinó a la Argentina”, declaró La Presidenta el lunes, desde Villa Constitución. Y agregó: “es bueno tener memoria, no para refregar nada a nadie sino para no volvernos a equivocar”. Un ciudadano de a pie explicó al autor de estos apuntes que cada vez que Cristina agarra el micrófono despierta más odio en la gente. En realidad, esos que dice odiarla cada vez más, nunca se han sentado a escucharla. Por el contrario, son incapaces de asimilar algo diferente al anquilosado sentido común con que han conseguido alimentar su odio. Y el odio está en ellos desde hace tiempo, a veces dormido, cuando gobiernos títeres satisfacen sus angurrias. Ciegos de odio. “Aprendamos a mirar, no a que nos muestren –clamó CFK el lunes- entendamos para que nunca más nadie nos engañe y nos lleve a cometer equivocaciones que usufructúan unos pocos”.
Porque este modelo aplicado desde 2003 en nuestro país ha sido beneficioso para la sociedad en su conjunto, incluidos a los que viven quejándose a pesar del empacho. De acuerdo a un último informe del Banco Mundial, la clase media argentina se duplicó entre 2003 y 2009 y alcanza los 18,6 millones de personas. Para Augusto de la Torre, economista jefe para América Latina de ese organismo, en 1995 la clase media representaba el 38 por ciento de la población, en 2003 bajó al 24 y en la actualidad está formada por el 46 por ciento de la población. El Presidente de la entidad, Yong Kim, afirma que “la experiencia reciente en América latina y el Caribe le muestra al mundo que se puede brindar prosperidad a millones de personas a través de políticas que encuentran un equilibrio entre el crecimiento económico y la ampliación de oportunidades para los más vulnerables. Representa un cambio estructural histórico” y esto “se debe a las políticas implementadas por los gobiernos”. No hay viento de cola, sino una decisión de desarrollo inclusivo.
Pero de nada de esto se enterarán los caceroleros, que están decididos a someterse al régimen de manipulación más embrutecedor para alentar el retorno al peor pasado. Al modelo del derrame, que no es otra cosa más que un minúsculo goteo posterior a un despiadado drenaje invertido. La Presidenta puso el acento en "la idea comprobada de que los argentinos debemos avanzar todos juntos y no es posible que sólo un sector se beneficie mientras el resto se hunde". No existe posibilidad de odiar a quien pronuncia estas palabras. Muchos miramos esperanzados el 7D, que no es una fecha mágica, sino el principio de otra forma de distribución de la palabra. Ese día vence la medida cautelar que protegió la desmesura del Grupo Clarín. Pero la ley no incluye ninguna norma que restrinja la capacidad para manipular. Eso corre por cuenta del usuario que decide continuar siendo una simple marioneta que sale a hacer bullicio con sus cacharros de cocina cuando un titular se lo ordena.

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